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jueves, octubre 30, 2008

Será un bello despertar... 

Algo desajustado por estos cambios de horario, no tengo mayores quejas hacia mi reloj biológico. Suele presentar unos minutos de diferencia con los valores que muestran los tradicionales relojes de agujas o con el valor que muestran los celulares, pero nada que amerite una necesidad de reparaciones.

En general, medio que me despierto un rato antes que suene el despertador. Pensaba que era por este mágico mecanismo del que les contaba en el párrafo anterior, pero estoy casi segura que hay algo más que influye últimamente.

El edificio donde vivo tiene pocas unidades habitacionales...sólo 18. La mayoría somos propietarios y las únicas actualizaciones respecto de los moradores se producen por los fallecimientos de los vecinos que se mudaron cuando el edificio se terminó de construir. Varias señoras octogenarias dejan a diario un vaso de yoghurt vacío en la puerta como señal para Aurelio: están vivas. Así fue que hace unos años, ante la ausencia del vasito, llamaron a la emergencia médica y encontraron el cadáver de la señora de la que nunca pude pronuncia el apellido. Era llamada "la alemana", pero desconozco su verdadera nacionalidad.

Las reuniones de consorcio suelen ser aburridas y con poca gente. Sólo podemos concurrir los que nos movemos por nuestros propios medios, no estamos sordos y todavía podemos firmar el acta. La última vez que fui éramos 4, contando al administrador...y a la última no quise ir.

Producto de uno de esos fallecimientos, al principio del invierno se mudó alguien unos pisos más arriba. Ignoro la composición del grupo familiar. Pero puedo decir que hay alguien con poca paciencia que cree que la puerta del balcón, de hierro y vidrio, se cierra a los empujones. Lo demuestra cada mañana y no lo logra en el primer intento, por lo que vuelve a golpear al menos una segunda vez. Con suerte ahí se cierra, sino, un último intento con más energía.

Al cabo de unos meses me he estado dando cuenta que eso podría ser lo que me despierta y no necesariamente mi reloj biológico. Aparentemente, en el momento del ruido, me encuentro en un estado del sueño del que no puedo salir así nomás. Me llega el ruido y medio que me despierta...pero no lo suficiente para abandonar los brazos de Morfeo. Por un lapso de tiempo que desconozco cuanto dura, sistemáticamente tengo la misma idea: durante el día voy a redactar una especie de "nota" y la voy a pegar en el ascensor. En ese semi sueño, encuentro las palabras adecuadas, con sentido del humor y respeto le pido suavidad al querer entornar la puerta y le explico algo importante con palabras sencillas. Me he descubierto casi sonriendo...admirada por haber podido sintetizar en esas pocas frases la contundencia de mi pedido. Me imagino a mis vecinos leyendo lo que tranquilamente podría ser un poema y hasta podría tener rima, logrando que esa puerta sea tratada como corresponde.

Sin tener algo que me permita registrar la genialidad que mi mente propone, me parece que caigo en el sueño profundo nuevamente hasta que Elvis me dice Maybe I didn't treat you, quite as good as I should have. Salgo disparada para la ducha, completo mi rutina diaria y me voy a la oficina, olvidándome de la puerta/ventana que da al balcón.

Mis realidades diarias me hacen olvidar por completo el incidente. Luego, caminando las 30 y tantas cuadras que separan la oficina de la casa, caigo en una especie de trance en el que mi mente queda en blanco. De la misma manera que las palomas mensajeras conocen el lugar donde volver, llego a casa.

Mientras espero el ascensor medio que voy volviendo a la normalidad. Podría llegar a contestar alguna pregunta directa sin mucha elaboración. Abro la puerta, entro, miro los espejos y se que en ese lugar debería estar la nota genial que se me ocurre con cada despertar adelantado. Mi mente está tan vacía como esas paredes. No recuerdo ni una sola de las frases increíbles que se la han poblado más de 12 horas antes.

Hay un solo instante en el que siento que el sueño me ha robado algo bueno, o quizás, acepto la posibilidad de que todo lo que pensé fue solo un sueño y en él encontraba las palabras perfectas para todo pero que con los 5 sentidos en su lugar no llego a elaborar un simple "por favor, no hagan ruido tan temprano".

Y la historia se repite cual déjà vu. Estoy segura que eso pasó el día anterior también, o al menos alguna otra mañana no necesariamente la de hoy. Y subo los 2 pisos esperando que la inspiración llame a mi puerta, pero se quede un rato más en la corteza cerebral para que la pueda recuperar en la mañana y compruebe que ni dormida ni despierta soy capaz de encontrar la manera o que en sueños puedo con todo...no se...lo que me haga más feliz...

María, segura de poder tener un sueño lindo y hacerlo realidad durante el día...

Ante todo...calma... 

Desde chica mi Tutu sintió fascinación por el fuego. Desde fuegos artificiales hasta velas de cumpleaños...pasando por la llama del calefón. Cuando alguien apagaba un fósforo, ella pedía el pedacito de madera para olerlo. Su vocabulario no es vasto, pero sabe que es la piromanía.

Hace unos días recibió una orden: por favor, prendé el horno, poné un chorrito de aceite en la fuente, sacá unas milanesas del freezer y cocinalas...cuando llegue comemos. Cuando su madre bajó del ascensor pudo ver el humo que salía por debajo de la puerta. Pequeño detalle: se olvidó de poner el aceite para que no se pegaran y olvidó controlar que no se quemen. La jovencita, en el cuarto contiguo a la cocina, nunca se enteró del "olor a quemado". 2 pequeños olvidos que hicieron que se ganara alguna reprimenda. Para mi no era tan grave, pero bueh...

Ayer, aprovechando que estaba sola, practicó tu pasatiempo favorito: mirarse en el espejo mientras plancha su flequillo. Se advirtió un poco de crecimiento en el bozo. Buscó una cacerola que contenía cera y la puso a calentar. Cual Narciso volvió al espejo.

No sabemos cuanto tiempo pasó. Se asomó a la cocina y vió las llamas que salían de la cacerola y se elevaban hacia el techo. Atinó a hacer lo que cualquiera que no haya visto un capítulo de Mc Gyver: le arrojó una jarra de agua. Cual lava de algún volcán cercano, la cocina entera quedó salpicada de esa cosa pegajosa y las llamas empezaron a llegar a la mesada.

Acá viene la parte notable de la historia...el temple heredado de la tía. Tomó el portero eléctrico, presionó el botón para llamar al encargado y con la misma tranquilidad con que llama a cualquier compañera de colegio para pedir la tarea dijo: buenas tardes...usted tendría un matafuegos para prestarme un ratito? Del otro lado había mucho interés en saber para qué se necesitaba el elemento. Mi Tutu, calmada, contestó: es para apagar el fuego acá en la cocina. El encargado cortó y subió como si hubiese fuego en el edificio. Ah, cierto, había fuego.

Bueno, llegó y apagó el foco. Los azulejos, la cocina, el piso, la mesada y el techo son mudos testigos del descuido de mi Tutu. Algunos recordarán este incidente como la vez que mi Tutu casi prendió fuego a la cocina. Yo prefiero recordarlo como el día que mi Tutu demostró que nada le hace perder la tranquilidad. Esa es mi chica...qué grande!!!

María, reconociendo rasgos propios en su ahijada...

viernes, octubre 24, 2008

Visitando al Sr. Green 

Raro en mi tener un día malo...pero bueh...hoy fue uno de esos. Después de haber cancelado el viaje con Vicky y sospechar fervientemente que lo tengo es rubeola o algo así, recordé que todavía tenía posibilidades de mejorar el día: invitación para ver Visitando al Sr. Green. (Señor López del Carril, eternamente agradecida por la entrada y por la música de la obra).

La música tiene para mi un efecto transportador. Me abandona a mi suerte en un lugar de pura sensibilidad. En ese momento somos mi corazón y yo a solas. Me acordé de aquella frase de película "Can you feel it? It's my heart...and it's broken".

No inventes, ni robes, ni engañes, ni bebas. Pero si has de inventar, inventa un mundo mejor. Si has de robar, procura robar un corazón. Si has de engañar, engaña a la muerte. Y si has de beber, bébete los momentos de felicidad inolvidables.

Algo de eso hizo Pepe Soriano hoy para mi: me inventó una casa donde él vivía solo, me robó sonrisas, me engañó haciéndome creer que se apellidaba Green y era muy mayor y me hizo beber algunas lágrimas.

Queda una semana para ver la obra...si pueden...vayan...no se van a arrepentir.

Ahora sólo me queda resto suficiente para llegar a la cama, taparme y desear dormir. Mañana será otro día...seguramente mejor que este.

María, en un "día de furia"...me faltó la escopeta nada más...
P/D. La música la pueden escuchar haciendo click acá.
P/D2. La canción que está más abajo no tiene nada que ver...me provoca llorar...y eso necesito ahora...



miércoles, octubre 22, 2008

Pican pican los mosquitos...pican con gran disimulo... 

Sin motivo aparente, desde hace unos días, se me ha dado por "rascarme". Qué le voy a hacer? Me pica!!!! Unas ronchitas muy rojas me han estado apareciendo desde el Lunes. Ya ayer dejaron de ser pequeñas y pocas. Hoy son un montón, pican y pican.

Como Juana supondrá, le entré al Caladryl, infaltable en casa desde años.

Este mediodía me rascaba hasta los dientes. (Cecy, me parecía a vos en tus buenas épocas de brotes cuando vivías en Arenales y Bustamante, antes de partir para la península). Hice lo que cualquier persona normal haría: entré a google a buscar la solución. Una por una fui descartando las enfermedades. Varicela no porque no repite y la marca en la frente demuestra que ya pasó. Me aplico la doble viral cada 10 años, no sería sarampión. No tenía nada en la cabeza, no sería rubeola. No tuve fiebre, descartamos escarlatina. De la quinta y sexta enfermedad no se mucho, pero me sonaban a infantil.

Me mandé para el lado de las picaduras y empecé a descartar. Me quedé con pulga, ácaro y coloradilla. Qué será coloradilla? Justo caí en una página que no era de Argentina. Examiné las fotos e hice la comparación. Definitivamente no eran.

No se si era grave el síntoma, pero dada la superioridad numérica (íbamos como en 2 docenas contra yo sola), pasé por la guardia dermatológico. Contesté todas las preguntas de rigor...desde qué medicamento tomé hasta qué hice los últimos días, pasando por las comidas, bebidas, productos cosméticos y lugares que frecuenté. Afortunadamente la doctora no era tan estricta...no me acordaba qué había comido hace 2 días ni donde había estado.

Revisó todo y llegó a una conclusión que me asustó: una especie de alergia al aire libre. O sea, mi organismo detectó algo a lo que no está acostumbrado, se sobreprotegió y empezó a mandar alertas por cualquier cosa. Sin entender al principio, le pregunté: vos decís que tengo alergia a la lona en el pasto, el sol y el aire puro? Me sentí exactamente igual que la persona que no me gustaría ser. Cuando me desacostumbré a eso? Cuando me puse tan reactiva a esas cosas? No se qué más siguió diciendo...todo bien...pero no tenía ganas de escucharla...seguramente sería peor a lo que me había dicho hasta ese momento.

Receta en mano partí para la farmacia. En el camino de regreso tomé fotos a un bolso que me pareció tiene la medida justa para hacer viajes de fin de semana. No puede ser que me haya desacostumbrado a eso también, no, no, no. Urgente retomo los planes para ir a Humahuaca antes que el calor lo impida o tomo una oferta de último momento...ésto no queda acá, eh?

María, al final google no tiene todas las respuestas...
P/D. No era ébola!!!!! jejeje
P/D2. Igualmente repetiría, eh? Pero esta vez con mates...;)

martes, octubre 14, 2008

Finde largo... 

Hasta hace un rato estaba convencidísima de que hoy era Lunes. Por esas cosas locas de la vida me acordé de un finde largo del 12 de Octubre de hace bastantes años.

Sin la existencia de mi Tutu todavía, mi cómplice perfecta resultaba su madre. No contábamos con presupuesto para viajes, pero queríamos ver el mar. Hicimos un pozo común, nos tomamos el 24 y fuimos a probar suerte en el Bingo. No me gusta jugar ni al veo veo, así que mucho entusiasmo no tuve. En fin, un rato sin ganar y mi insistencia hicieron que abandonemos los planes. Salimos del local y en la puerta, producto de la humedad, mi hermana se "patina" y cae en la vereda, lastimándose un tobillo. Como se imaginarán, lo primero que hice fue reírme, después miré qué le había pasado. El pie se le empezó a hinchar. La senté en el cordón de la vereda, le pedí lo que le quedaba de plata y me fui a un kiosco que parecía tener un teléfono público. No va que justo el kiosco también era agencia de loterías y quinielas. Entré, saludé y le dije al señor que atendía: mi hermana se cayó en la vereda del Bingo. A qué número le juego? Al 56 me dijo. Y ahí fue todo nuestro capital. Tomé el comprobante de la apuesta y volví al lugar donde la había dejado. Me senté al lado intentando compartir su dolor. Pasados unos minutos me preguntó "a quien llamaste? Ya van a venir a buscarnos?". Con total sorpresa contesté "no llamé a nadie, jugué toda la plata a la quiniela". Rápidamente me levanté para esquivar la reprimenda. No me acuerdo la cadena de improperios que me lanzó. Injustos además, pero bueh, le dolía.

Llegó la ayuda y nos acercaron a la clínica Finochietto. La revisaron y le ordenaron placas para ver qué le había pasado. En la sala de espera estaba prendida la tele y justo estaban dando los resultados del sorteo. Tenía que retirar el informe, pero coincidimos en que eso podía esperar, no? Dan el primer premio y lo cantan con unas ganas: el 56!!!!!!! Quería ir a cobrar en ese momento, pero me contuve, retiré las placas y fuimos a consultar de nuevo al médico.

Fue un esguince. Nos dio un par de indicaciones y yo pregunté: pero así como está, se puede ir a Mar del Plata? Y, no - digo el médico. Le conviene descansar. Al día siguiente fui a cobrar y compré los pasajes.

No nos quedaba mucho resto para la comida, nos pareció que podíamos llevar cualquier cosa que entrara en el bolso con la ropa y no manchara. Una lata casi llena de una especie de habanitos de chocolate marca Capice, unos saquitos de té hurtados de la cocina y alguna otra chuchería nos alejaría de la inanición.

Llegamos a la ciudad feliz y nos instalamos en el departamento prestado. Llegó la hora del desayuno: te con habanitos. Almuerzo: jugo con habanitos. Todavía recuerdo el dolor de estómago de la tarde. La noche nos pidió ayuno. Nada importaba, estábamos en Mar del Plata!!!!!

Al día siguiente mates en la playa, en un lugar con pasto, de espaldas al mar. Sabiendo que nos faltaban pocas horas para el regreso, vaciamos los bolsillos y vimos que nos alcanzaba para una lata de gaseosa y una manzana con caramelo y pochoclos. Todo se compartía, eh? Queríamos inmortalizar el momento, tomé la cámara y le saqué una foto. Después cambiamos los roles para ser yo la retratada. En el preciso instante en que iba a sonar el "click" de la foto, la única ola de toda la tarde elevó sus alas, se montó a alguna nube y me cayó encima, llenando de agua salada la manzana y la lata de gaseosas.

Empapada como estaba volvimos al departamento. Encontramos una plancha y pudimos secarme.

En el viaje de vuelta, para evitar tentarnos con los típicos pebetes de Jamón y queso que la gente come a mitad de camino, tomamos la cámara y fuimos a tomar fotos a un parque de diversiones. Todo muy lindo hasta que vimos unas lucesitas rojas alejarse. El micro se iba y nosotras paveando en la plazita!!!!!!!! Corrimos, lo alcanzamos y llegamos sanas y salvas a casa. Bueh, sanas y salvas es una manera de decir...ese tobillo no pensaba lo mismo.

No se qué cantidad de años después, el Viernes, el tobillo que se lastimó fue el mío. No hubo quinielas ni viajes a Mar del Plata ni olas que mojan gente ni manzanas con caramelo...pero me dieron unas ganas de contarles la pequeña historia...inolvidable para nosotras...perfecta gracias a nuestras frágiles memorias...

María, esperando el próximo feriado...pero falta un montón me parece...