Golpe al aire
Más de una vez he buscado, sin éxito, el Ctrl + Z en la vida. Qué bueno sería poder hacer undo de algo que, comprobamos, provocó algo que queremos evitar. No existe...y quizás en eso radique lo interesante de la vida.
ppo p
Pequeñas historias y reflexiones que pretenden entretener.
Más de una vez he buscado, sin éxito, el Ctrl + Z en la vida. Qué bueno sería poder hacer undo de algo que, comprobamos, provocó algo que queremos evitar. No existe...y quizás en eso radique lo interesante de la vida.
Después de haberla visto en Noche de Reyes, Sweeney Todd y Eva, luego de haber escuchado Rulera decenas de veces, llegó el día de ir a ver Rulera adentro en Caras y Caretas.
Siendo mi primer visita a Disneyland...todo es sorpresa. :)
Enormes parques donde asisten niños buscando la felicidad...o un día para comer dulces, vestirse diferente y subir a la calesita. Lo de vestirse diferente viene a cuento porque se venden disfraces de los personajes de las películas y es habitual cruzarse con docenas de princesas, Winnie Pooh, o adolescentes e infantes con gorros naranjas con orejas negras de Pluto, o muchachos con manotas blancas de Mickey.
El clima (malo) colaboró ahuyentando visitantes, evitando largas colas en las atracciones principales. Según mi asesora personal en juegos que dan miedo, la mejor es la montaña rusa de Aerosmith, unos carritos que desafían la gravedad en un semicírculo y la montaña de Indiana Jones. El resto no sorprendió. Por mi parte, la visita a la mansión del terror, los efectos especiales de Armageddón, la historia de Aladín y las vertiginosas tazas estuvieron bien.
No me molesta confesar que mis primeros pasos en el parque fueron motivados por la ilusión de cruzarme con Tribilín después de tantos años de leer sus historias en las revistas. Ayer brilló por su ausencia y hoy lo vi, de lejos, atendiendo una mesa en el café Mickey del Village. No era lo que me esperaba.
Al famoso ratón lo vimos en llaveros, en una figura de bronce en la entrada, en remeras, en vasos de refrescos y en baldes de pochoclos...pero en persona nunca. Tampoco cruzamos a Minnie.
Tío Rico, Donald, Hugo, Paco y Luis tampoco estaban. Digan que varias veces vimos el cartel de Disneyland...sino me pensaba que nos equivocamos de parque.
Almorzamos en el restaurante de la rana René...pero solamente la vimos en cuadros.
Creo que es la tendencia del primer mundo: máquinas expendedoras de café, de snacks, de boletos, de hamburguesas y papas fritas...nada de humanos interactuando...nada de muñecos alegrando...
Todo bien con el diseño de los parque y los juegos...pero no está bien desilusionar así a un niño...o a mi en este caso. A mi regreso iré al zoológico para verlos bailar en el Tren de la alegría, junto a la Pantera Rosa y algún Power Ranger.
María, concluyendo el viaje a Disney...
Cae la noche y amanece en paris, en el dia en que todo ocurrió. Qué bella canción de La unión!!!!!!!!!!!!!!!!!
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El viaje continuó...y llegamos a Italia. Migraciones sin proguntas...no les importa a qué venimos...o confían en que no nos quedaremos más que los días de vacaciones.