Historias Mínimas...

Desde que me dan a elegir qué quiero recibir para mis cumpleaños, pido los libros que, por caros, nunca me los compro. Ejemplos: Cosmos, 20 años con Inodoro Pereyra y Todo Mafalta. Este último lo he leído cientos de veces. Cada vez le descubro algo nuevo.

Un hallazgo para mi, fue toda la situación que se vive en casa de Mafalda, cuando el padre recuerda las épocas del servicio militar o colimba (corre, limpia, barre). Las caras del resto de la familia!!! Entre compasión, lástima y hastío. El padre contaba situaciones que le parecían muy divertidas, pero que no arranca ni una mueca de la cara de nadie. Pobre hombre...

Algo así, creo, nos pasa con los viajes de egresados. De la secundaria, obvio, cuando yo iba al colegio, en 7mo. grado fuimos a Yapeyú a festejar los 200 años del nacimiento de San Martín...y encima llovió y el acto se suspendió. Ese fue todo EL viaje del último año de primaria.

En fin, el viaje de egresados a Bariloche. Si tuviera tiempo, les contaría de la vez que Leila perdió un zapato, o cuando Thelma se colgó de la cortina de baño y se cayó, o de las eternas borracheras de Alejandra, o de cuando nos encontramos en misa con María Laura, la última de las Trillizas de Oro...en su viaje de Luna de Miel, o de cuando hicimos culo-patín en Piedras Blancas, o del chocolate en Hola Nicolás, o de las noches en Dominó, Cerebro o Grisú, o de como nos dormimos en la excursión al circuito de los 7 lagos y el punto panorámico, o las guitarreadas de Silvia y Marcela a orillas del lago, o de la indigestión que nos pescamos todas por la comida de la posada que cerraron la temporada siguiente, o del romance que nació en el viaje entre una de nuestras "tapadas" y el "galán" del San José, colegio de varones que compartió el micro con nosotras.

También podría contarles las bromas que les hacíamos al guía o a nuestras propias compañeras. Me llevaría horas y, estoy segura, me reiría nuevamente, como cuando pasó todo por primera vez, porque cuando lo recuerdo lo vivo de nuevo, me río de nuevo, lo disfruto de nuevo, pero, recién ahora lo encuentro, sólo me hacen gracia a mi...como al papá de Mafalda las anécdotas de la colimba o a mi padre las historias de Jubileo, un cuasi pueblo en el que pasó algunos años.

Hijas de amigas están haciendo sus viajes de fin de año, y ahora entiendo el ridículo que hacemos cuando les contamos lo bien que la pasamos...lo mucho que nos divertimos y lo cancheras que éramos. Bien dicho: éramos. Sin darnos cuenta, la vida, justa y puntual como siempre, como una paradoja que no entiendo, nos sitúa en aquel lugar donde estuvieron los otros, los que contaban sus anécdotas y a nosotros no nos movía una pestaña. Y no pasó tanto, eh?

Por suerte, justo, justo, justo, cuando mi sobri hace su viaje a Córdoba, de casualidad, la tía va a estar en esa zona y la va a poder cuidar. Tutu, que muchacha afortunada sos. Ahora me acuerdo que esos mismos chistes me hicieron a mi...y recuerdo la cara que les puse. Tutu, no lo hagas!!!!!!

Y si organizamos un nuevo viaje de egresados con los mismos del colegio? Nos harán gracia las mismas cosas? Creo que no, me parece que un lugar con nieve no significa lo mismo que en aquella época. (De paso, comparto la emoción de ver mi nombre en la nieve...jejeje)


María, exactamente en la vereda de enfrente...
P/D. Vicky, podés leer el diario, no pasa nada...
P/D2. Manuela, por más que la estés pasando bárbaro en Bariloche, llamá a tu mamá, o mandale un mensaje de texto, o conectate al MSN y chateamos, eh? jajaja
P/D3. Tutu, en serio no querés que vaya la tía con vos a Córdoba?