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domingo, junio 03, 2012

Extraños en un tren 

La primera vez que vi una peli de Hitchcock aprendí que me gustaba el suspenso y que seguramente seguiría viendo sus películas. Imaginen lo que fue poder ver una obra de teatro en Baires sobre un libro suyo...

Teatro Picadilly. Gabriel Goity, Ludovico Di Santo, Pompeyo Audivert, Martina Gusmán, Alejo García Pintos y Adriana Aizenberg.

Dos desconocidos coinciden en el vagón de un tren. Uno de ellos lee a Platón. Comparten un párrafo del libro, curiosamente aquel que dice que el alma humana es como un carro alado tirado por un caballo blanco y un caballo negro. El blanco se sitúa a la derecha y simboliza la voluntad. El negro está situado a la izquierda y simboliza los apetitos. Las paredes son negras, la ropa de uno blanca, del otro negra. Pablo Battaglia es tan bueno ocupándose del vestuario. No conté los cambios de ropa...pero garantizo que son muchos. Sigamos con la historia. Ambos extraños tienen a alguien en su vida que sienten como un obstáculo. Uno de ellos fantasea con la idea de que no existan...que desaparezcan y propone un trato: si cada uno hace desaparecer (mata) al obstáculo del otro, la policía nunca los descrubrirá porque han matado a un desconocido y no encontrarían el motivo. Beben, brindan y se despiden.

Uno de ellos, en personaje encarnado por Goity, sigue al pie de la letra el plan que comentó en el tren mientras que el otro sujeto en cuestión, Di Santo en esta puesta, nunca lo había tomado como alternativa. El vestuario deja de ser blanco y negro y van empezando a aparecer los grises...y en historia también.

Qué buen debut teatral el de Martina Gusmán!!! La vi siempre en cine...y esto de 3D estuvo bueno. Sin tantas ojeras como en las pelis de Trapero, compuso a la pareja del atormentado Di Santa muy bien. Junto con Goity fue quien mostró más matices. Di Santo pasó de la angustia a la angustia extrema...pocos variedad de emociones presenta el pobre.

Una obra para ir a ver. Si no vieron la película, no la vean ahora. Si no recuerdan el desenlace, tampoco la vean...es precisa la dosis de suspenso para disfrutar aún más de la obra.

María, hace cuando que no viajo en tren!!!