Mucho ruido y pocas nueces
Aunque alguien crea que las funciones de teatro son todas iguales porque son los mismos actores diciendo el mismo texto, he comprobado que eso no es así. El antes nos condiciona...y eso es inevitable.
A las 20.30 la clásica voz en off nos dio la bienvenida al teatro. Desde la platea se escuchó un ruido extraño que sabíamos no era de la obra, las luces no se apagaron y la obra no empezó. Hubo palmas reclamando los 15 minutos que llevábamos esperando. (Aclaro que guardo mi batir de palmas para otro momento...creo que en esas circunstancias no hacen que los inconvenientes se soluciones más rápido). Alguien aprovechó para decir en voz alta que en los teatros de Buenos Aires todo está atado con alambre y que ese tipo retrasos son una vergüenza y demás. Afortunadamente tengo una vida sin tanta rigurosidad y esa media hora de espera no significaba una tragedia para mi.
En el momento exacto en que se empiezan a apagar las luces, se escucha un 'Viva Macri'...que fue contestado por un 'fuera Macri'...con la acotación 'Muera Macri'.
O me equivoqué de lugar o el motivo de la reunión era otro. Yo fui al teatro, a ver la puesta realizada por Oscar Barney Finn. Ignoro qué tenía que ver todo ese tipo de arenga. En fin...
De pronto, la historia que Shakespeare imaginó en Messina empezó a transcurrir en nuestras pampas, Hero se llama Elisa, Leonato es Leandro, y Dogberry se transformó en un comisario Robles Robles que está para una colección de personajes divertidos.
Los enredos, la traición, el amor...todo eso es igual allá por el 1600 en Italia y acá por el 1875. La escenografía, como siempre en cualquier obra del teatro San Martín, es para destacar, al igual que el vestuario.
Muy correctos Surraco e Innocenti...mis favoritos el comisario Robles Robles, Zenón, Inocencio y Anacleto, encarnados por Miglioranza, Freigedo, Iturralde y Vainstein.
De no haber sido por el incidente del inicio se que la hubiese disfrutado mucho más...así que ya tengo la excusa perfecta para volver. :)
Una obra para recomendar...propuesta arriesgada pero muy bien resuelta.
María, terminado el primer mes de año...
Etiquetas: María Petraglia, Mucho ruido y pocas nueces, Sergio Surraco, Teatro, Teatro San Martín, Virginia Innocenti
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