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domingo, marzo 11, 2007

Pasiones... 

Pocas veces hemos abordado en este espacio el tema del fanatismo deportivo. Es uno de los tantos temas que desconozco. Pero hay un tema recurrente entre la mayoría de mis amigos...y mi sobrina...Boca y todo lo que eso implica. Quien alguna vez se haya puesto la azul y oro pasa a pertenecer a una élite de "elegidos". Y de entre todos ellos, el más grande, sin dudas...el Diego.

Son como esos dogmas de fe de algunas iglesias...no se discuten.

Conozco uno que lleva tatuado esos colores debajo de la piel. Recuerda cada uno de los goles como si los hubiera hecho él. No le molesta reconocer que gastó sus ahorros en un viaje a Japón para ver a su equipo jugar no se qué copa. Su libro de cabecera es "100 años de Boca".

Ayer la vida le dió un hermoso regalo...y no me refiero a los 3 (tres) goles de Palermo. Recién lo vi "babearse" por una damita que lo está trayendo como loco. La mira y no se cansa de hacerlo...como aquel gol en el '86. Sin temor a equivocarme, creo que a partir de hoy, otra pasión ocupará su vida.

Le paso algo que le recuerda su pasión anterior...de la que no va a renegar...y le muestro una mala imagen (no tengo cámara...se la tomé con el teléfono...casi sin luz) de la que se va a ocupar el primer lugar.

No se cuanto tiempo pasará, pero una tarde de Domingo lo veremos con la pequeña Victoria en los hombros candando "olé olé olé oleeeeeé Diegó Diegó"...

Y la mamá, fiel a sus hormonas, me dijo "le ha nacido otra fanática a Furriel"...juajuajua...una fenómena...

María, volviendo de la clínica...no saben lo linda que es esa criatura...



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En una villa nació, fue deseo de Dios,
crecer y sobrevivir a la humilde expresión.
Enfrentar la adversidad
con afán de ganarse a cada paso la vida.
En un potrero forjó una zurda inmortal
con experiencia sedienta ambición de llegar.
De cebollita soñaba jugar un Mundial
y consagrarse en Primera,
tal vez jugando pudiera a su familia ayudar...

A poco que debutó
"Maradó, Maradó",
la 12 fue quien coreó
"Maradó, Maradó".
Su sueño tenía una estrella
llena de gol y gambetas...
y todo el pueblo cantó:
"Maradó, Maradó",
nació la mano de Dios,
"Maradó, Maradó".
Llenó alegría en el pueblo,
regó de gloria este suelo...

Carga una cruz en los hombros por ser el mejor,
por no venderse jamás al poder enfrentó.
Curiosa debilidad, si Jesús tropezó,
por qué él no habría de hacerlo.
La fama le presentó una blanca mujer
de misterioso sabor y prohibido placer,
que lo hizo adicto al deseo de usarla otra vez
involucrando su vida.
Y es un partido que un día el Diego está por ganar...

A poco que debutó
"Maradó, Maradó",
la 12 fue quien coreó
"Maradó, Maradó".
Su sueño tenía una estrella
llena de gol y gambetas...
y todo el pueblo cantó:
"Maradó, Maradó",
nació la mano de Dios,
"Maradó, Maradó".
Llenó alegría en el pueblo,
regó de gloria este suelo...

Olé, olé, olé, olé, Diego, Diego.




La noche del 10







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