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domingo, abril 06, 2008

Como eran un un principio... 

Siendo chica viví en una de las únicas casas con balcón del pueblo. No es que tuviéramos casa de 2 pisos...es que vivíamos en el edificio del Correo de Esquina (Corrientes)...sobre la oficina de atención al público. Eso nos daba un privilegio a la hora del corso...veíamos desfilar a las comparsas en primera fila sin pagar entrada.

Pasaron los años y nuevamente suelo estar en situación similar cuando se organizan actos políticos en la Plaza de Mayo. En general, las columnas que marchan desde el norte se concentran cerca de Plaza San Martín y marchan por la avenida Alem, calle donde se sitúa el edificio donde trabajo. Desde la ventana podemos verlos pasar con sus banderas. Son un clásico las camioneta que van repartiendo bebidas y sandwiches. Y al final, los músicos. La mayoría de las veces son bombos, redoblantes y zurdos...pero para los de las últimas semanas agregaron instrumentos de viento. Alguna trompeta y trombón marcaban la melodía. La primer columna pasó al compás de "Candombe para José" del querido Roberto Ternán. Conocí al salteño por adopción en los primeros años de la década del 70...no me molesta decir que me pareció súper apuesto...creía que era un galán de cine. Deseaba que llegaba cada Enero para poder volver a verlo. Entre su sonrisa, y sus ritmos pegadizos, conquistaba al público fácilmente...y yo era público.

(Cada vez que escucho "...con mucho amor candombea el Negro José, tiene el color de la noche en Negro José..." indefectiblemente mi mente viaja a esa época. Hace unos años tuve la suerte de volver a verlo. Es un muchacho grande...sigue usando la misma sonrisa franca...y provoca una sonrisa en la niña que todavía vive en mí...pensar que yo lo veía como un "Brad Pitt" de la música popular...aunque ahora me doy cuenta que sigue siendo igual de apuesto).

Luego de pasar la columna que entonaba esa canción...detrás de las banderas de José C. Paz venía otro grupo de entusiastas manifestantes. El camión con el servicio de catering era parecido...pero el ritmo de los vientos era otro. Esta vez se movían al ritmo de Moliendo Café, aquel clásico venezolano del año 1958 que nos lo regaló José Manzo Perroni. Lamentablemente nunca escuché una versión suya...pero se que muchos la han hecho suya.

Supongo que para un autor, escuchar su canción en la voz de las masas debe dar cierto orgullo...como si hubiese aprobado el examen del público o algo así.

Mientras yo, tonta de mi, pensaba en esas trivialidades, mis compañeros también habían reconocido las canciones y las cantaban. Pequeño detalle...los muchachos creían que eran las canciones de la hinchada de Boca...jamás supieron que esas canciones eran CANCIONES antes de ser cantitos de cancha. Uno de ellos me mostró la prueba de que eran canciones de boca...me hizo escuchar un ringtone de su celular.

Como pocas veces, me dejaron sin palabras...mejor dicho...no había lugar para las palabras. Me toca estar cerca de apasionados por la azul y oro...pero creo que todo tiene un límite. Quien sabe cuantas CANCIONES se han transformado en cantitos de cancha. Quizás le parezca una tontería...pero me dio cierta penita...como se va a negar el autor? Cambiale la letra, está bien...pero enterate quien las escribió...

Afortunadamente, en mis oídos sólo repican las letras originales...al menos por ahora es una contaminación que pude evitar.

María, escuchando las canciones como fueron pensadas por sus creadores...
P/D. Si quieren saber quien es Roberto Ternán...hagan click acá



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