Mi pobre angelito
No recuerdo las veces que he visto esa peli. Alguna vez completa, otras tantas por partes. A la mayoría nos pasa...vemos una escena y sabemos de qué se trata. La miramos un rato, hacemos zapping y la abandonamos por otra cosa mejor. Suele cansarnos una historia tan poco creíble. Está bien tener muchos chicos, pero tampoco como para olvidarse de uno de ellos...y 2(dos) veces, no?
En fin, en cuestiones de olvido, no puedo arrojar la primera piedra. En un viaje a Montevideo, un rato antes de salir, se nos ocurrió que era buena idea llevar equipo de mate. Encontré el termo, saqué algo de ropa de la mochila para colocarlo en la mejor posición, cerré todo y listo. En el momento de cambiarnos para salir me di cuenta que había llevado termo, mate, bombilla, yerba, azúcar y cucharas...mas no pantalones. Resumen: todo el finde con bombachas de campo.
En un viaje a Río, a mi me tocaba llevar calzados...mi hermana se ocupaba de las cosas importantes. Llegó el momento de usar las botas...las había llevado de diferente par.
Hace unos años, en el viaje de regreso desde Bernal a Capital, sentada en el colectivo, miré mis piés y vi que los cubrían zapatos negros...pero diferentes uno de otro.
Todo eso es aceptado...pero olvidarse un niño es mucho, no?
Hay veces que la realidad supera la ficción, sino, lean la nota y después me cuentan.
María, intentando no olvidar nada, nada...
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