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sábado, enero 15, 2011

La mujer del alergista 

En cualquier comparación que haga, siempre Buenos Aires le gana a toda ciudad. Quizás porque la conozco, la extraño, la camino, la acepto aún con esas manías que tiene de cambiar...o porque tiene sonidos, colores y olores que me hacen sentir en casa.

Se ofrece. Me entiende. Me comprende.

El calendario decía Viernes...yo quería que fuese VIERNES...y así fue. Unos minutos antes de que llegara la medianoche y la carroza se convierta en calabaza, salí de una sala del Multiteatro donde disfruté una clase de actuación, dirección, adaptación, iluminación, escenografía.

Nada librado al azar. Cada detalle cuidado delicadamente. Desde la música que se escuche en sala mientras esperamos el inicio hasta la manera de saludar de los protagonistas, pasando por las flores, la luz, el sonido. TODO perfecto.

El alergista, su mujer, la madre de ésta, una amiga de la infancia y el encargado irakí haciendo lo necesario para propiciarnos 2 horas de disfrute.

Los aplausos del final fueron merecidísimos. De pié agradecimos el momento increíble que nos hicieron pasar, la genialidad de todos...el profesionalismo de cada uno...muy buen resultado.

Es una obra para ver más de una vez. Voy a volver. Quiero más de Busnelli, Barbarossa, Gavin, Ugo y Slipak.

María, retomando la sana costumbre del buen teatro.

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